Durante esta entrada, voy a expresar mi
experiencia en un viaje interior al planeta de los pequeños gestos.
He elegido esta experiencia porque durante mi vida he llegado a
observar y a vivir distintos tipos de gestos diminutos y de los que
estoy segura que un pequeño porcentaje de las personas tienen en
cuenta.
La mayoría de las personas no se dan
cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Pero a la vez existen
aquellas que van recopilando sucesos insignificantes para muchos,
pero a la vez importantes para otros.
Cada uno tenemos nuestro propio
mundo, tanto los seres humanos, como un perro o una simple hormiga.
Lo que tu llamas “tu mundo” esta a su vez compuesto por otros
muchos más, pero no tienen porque estar unidos entre sí. Para ser
consciente de ello, bastaría con entrar en uno de esos mundos, en un
mundo donde todo lo que importa y en lo único que se piensa es en
esos pequeños gestos a los que nadie presta atención.
Entremos en ese mundo de los pequeños
gestos, para ello se deben alejar de nuestra mente todos aquellos
recuerdos que son como la punta de un iceberg. Derritamos esa punta
de nuestro iceberg donde se procesan los pensamientos más destacados
para cada uno. Mediante nos aproximamos al corazón del iceberg, irá
apareciendo el recorrido de todos los pequeños gestos que hemos
experimentado a lo largo de nuestra vida.
Esa forma en la que un chico/a te coge
de la mano ,cuando tu madre te consuela acariciando tu cabeza, una
simple mirada que lo dice todo o una sonrisa... Recupera todos esos
gestos de los que nunca te percataste de que existían, los que van
creando en conjunto un sentimiento o una experiencia.
Nos vamos acercando a la parte final
del iceberg, parte que se encuentra sumergida en el agua y que no es
visible. Ahí se encuentran todo el cumulo de gestos, organizados
entre sí, formando un camino.
Pequeños movimientos que nos aportan
sensaciones. Sensaciones que van unidas entre si de forma que hace de
un pequeño gesto lo que tu llamas “tu mundo”. Hemos recorrido un
viaje profundo al inicio de todo lo que sentimos.
No está de más que se viaje de vez en
cuando a este pequeño mundo. Volver a sentir esos pequeños gestos
que marcan tu vida y comprobar que todos ellos forman un mundo a
parte.
Sinceramente, me he percatado de que yo
formo parte de ese diminuto porcentaje de personas que viven en el
mundo de los pequeños gestos. No solo recopilo gestos que me ocurren
en primera persona, también guardo y atesoro los que observo que les
ocurren o hacen otras personas de mi alrededor.